Un pintor de cine
Antonio Esteban Lirola (Motril, 1930) lleva ligado al cine más de cincuenta y cinco años. Primero como ayudante de cabina, con apenas 14 años cumplidos. Y más tarde iluminando con sus pinturas murales las fachadas de los cines de su ciudad. Esteban Lirola lleva el cine en la sangre; es su vida y ha sido su alimento profesional y espiritual durante todos estos años. Y sigue siéndolo. Por eso hoy continua plasmando imágenes cinematográficas sobre el papel, creando deliciosos carteles que han sido y son expuestos en distintas salas y galerías de arte.
Su primer encargo profesional llegó con la película El beso de Judas, un mural de gran tamaño para la fachada del Coliseo Viñas, en Motril, cuando sólo tenía 17 años.
Tuve la fortuna de entablar relación con él hace ya unas décadas, una relación a distancia que dio sus frutos en forma de carteles, algunos de los cuales pueden ver a continuación.
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